No bastan las veleidades, las furias y los sueños; se necesita algo más: cojones duros. C.P. El extraño artilugio de un poema es una imperturbable realidad que soporta flemática, sin daño, cualquier definición. Es una joya que resplandece en sus palabras justas, las ágatas pulidas de una lengua. Un silogismo para concebir el hecho inconcebible de estar vivo. Un camarada fiel que cobijamos y en la noche del alma nos cobija, Una semicorchea en el concierto que interpretan los astros infinitos. (…) Carlos Marzal I Cuando escribo me gusta que el teclado haga ruido de máquina. Ir trazando en su ritmo un rastro de palabras que me lleve de nuevo al cobijo feliz de la ignorancia. Me gusta hacer descansos y estirar mi esqueleto y llevarme las manos a la cara y aspirar el aroma del jabón. Me gusta abandonarme a imágenes absurdas y buscar sinónimos en todos los diccionarios q
Blog personal de Lola Mascarell. Historias cotidianas, del aula a la poesía